jueves, 14 de enero de 2010

La persona desenfocada


ups, que vergüenza... qué va a pensar... después de tanto tiempo. hará unos...30 años? fijo que se ha enfadado. soy una impresentable... joder, me voy. no, me quedo. entro. total, lo único que puede pasar es que me lo reproche, y siempre será menos doloroso que mi autoflagelamiento así que... y cómo la miro? ahora mismo no se me ocurre ninguna pirueta con los ojos...

da igual, entro. algo saldrá...


hola...
Hola.

me recuerdas?
Sí, claro. Tú me escribiste. Me creaste. Y hasta ahí, porque luego desapareciste. Sin más.

sí, es que...
Es que nada. Que eres una impresentable. Que tienes un morro que te lo pisas. Ya sólo empezar la historia me jodes porque me levanto de la cama encontrándome como el culo. Y así estoy desde entonces, con un brillo de ojos encantador, pero más jodida que la leche con una raspa en la garganta, el flequillo pegado en la frente, un aliento de perros, y un batín que a tí te parecerá bonito, pero a mi me parece de un rancio... y si no, relee la historia en tu único post, que taaaaanto prometía. Y una mierda! Nunca volviste. Así que, o has venido a finiquitar el tema y me curas con una línea, o mejor que te pires. Jodida farsante...

bueno, yo...
Bueno, yo, nada, que

joder, pero déjame hablar... He venido para curarte, claro, pero no quiero irme sin enseñarte una cosa.
Que no. Que me curas y te piras.


por favor, déjame que te lo enseñe.
Mira, porque me pillas con fiebre desde hace 30 años, que si no... A ver, dispara que así finiquitamos el tema rapidito.


bien! gracias. pues te traigo un video. una entrevista que me han hecho recientemente, para un programa sobre personas.
Sobre personas? Pero de qué?


pues eso. sobre personas.
... sobre personas. Sobre todo el mundo?


bueno...potencialmente sí.
...potencialmente. Va, ponlo.



Muyyy buenas noches, bienvenidos a nuestro programa sobre entrevistas a personas. Hoy tenemos con nosotros a una de ellas. Entremos en su vida, y saquen ustedes sus propias conclusiones.


Buenas Noches
buenas noches


Es usted una persona desenfocada, no?
así es.

Además es una mujer de 60 años, bajita, culo y nariz prominentes, pelo blanco y corto, ojos verdes.
sí. bueno, se olvidó de mi sonrisa y de mis pechos pequeños.


Bien, pues cuénteme, cómo empezó todo?
el qué

El desenfoque.
pues siempre fue así. nací así. desenfocada. cuando era pequeña, mis amigos querían ser una cosa. una sola. uno quería ser médico, la otra profesora, el otro bombero, y la otra bailarina. y les duraba mucho. como una semana. en cambio yo, cambiaba de parecer a cada momento.


Nos podría poner algun ejemplo?
iba a la playa y veía una gitana vender toallas, y me pasaba todo el día imitándola en su andar,su vestir... mientras les vendía toallas a mi madre, abuela y tía. Pero al rato pasaba el polero, y entonces yo quería ser polera. y me pasaba toda la tarde vendiendo cubitos. pero entonces iba a clase, y llegaba a casa convencidisima que queria ser profesora, y me pasaba la tarde dando clase a mis osos de peluche. en época de castañas, me pasaba el día vendiendo punta de lápiz en cucuruchos de papel de periódico, y así, un sinfin, un no parar... lo quise ser todo.


Bueno, ya, cosa de niños... Pero supongo que a cierta edad sentó la cabeza, y se decidió por una sola cosa.
pues no.

Ah no? Cuénteme cuénteme.
pues tan fácil como que he sido, por orden cronológico, actriz, bailarina, historiadora del arte, gestora cultural, masagista, galerista, fotógrafa, diseñadora de moda y patronista, encuadernadora de libros, dibujante, diseñadora de estampados, artista en general, ONGera, he regentado una casa rural en la que hacía mermeladas y otras cosas, tambien un sitio de desayunos, etc... Todo esto hasta los 33. Desde entonces hasta ahora que tengo 60, no recuerdo nada.


Bien, pues centrémonos en la etapa que recuerda. Hasta los 33. De verdad fue todo eso?
fui alguna de esas cosas. otras las empecé, y otras simplemente las soñé.

Acabó alguna de ellas?
la mayoría de ellas, no.


Así que tiene usted un serio problema de constancia y de enfoque.
bueno, que es un problema lo dice usted. pero si, no enfoco ni acabo las cosas.

Y le sucede con todo?
con todas las cosas, sí. recuerdo con cariño un comentario que me hizo un amigo hace años. me dijo, que lo único que me pasaba era que las cosas para mi tenían una media de vida muy cortita. me hizo sentir alividia.

Y con las personas? le ocurre lo mismo?
no, con las personas, no. es lo que más me interesa en este mundo. mi interés de por vida. quizás el único.


Y cómo vive esa situación?
de pequeña, fantásticamente bien. entonces no tenía ninguna necesidad de enfocar, sólo jugaba, así que no me suponía ningún conflicto. luego llegaron los problemas. cuando fui consciente de la supuesta necesidad de optar por una sola cosa. fue en ese instante cuando inicié mi lucha con mi desenfoque. un auténtico campo de batalla. además me encontré en el camino algún que otro componente del movimiento integrista "Focus!"


El movimiento "Focus!"?
Si, los "Focus!". Existen, y créame, son un auténtico grano en el culo para una persona de naturaleza desenfocada como yo.

Y hubo un día en que...
me agoté. me cansé de la lucha. decidí simpatizar con mi desenfoque, y intentar sacarle el mejor partido.


Y?
y...ya no fue un problema, nunca más.


Y?
me sentí como cuando era pequeña, cuando por la mañana era gitana vendedora de toallas y por la tarde polera.

Así que sigue sin acabar las cosas?
me cuesta acabar la mayoría de ellas, pero ahora no me siento frustrada por ello.

Así pues, el próximo proyecto que va a iniciar?
sí. recuperaré el blog que abrí en el 2007. estoy en un momento en el que me apetece mucho escribir, y compartirlo.

Y sobre qué va a escribir?
ante mi incapacidad por darle continuidad a la historia que empecé, escribiré sobre todo aquello que me apetezca. sin limites. sin enfoque.

Bien, pues le deseo mucha suerte en su nueva y sucesivas andaduras.
gracias.


qué. entiendes ahora mi actitud?
No. Cúrame y pírate.

...y al día siguiente, se levantó como una rosa.







martes, 15 de mayo de 2007

La fiebre


Aquella mañana se levantó con su cuerpo húmedo, frío y caliente, a ratos, las sábanas pegadas a su sudor. Abrió los ojos con respeto, confundidos, pero con esa certeza del que sabe que algo anda mal. A sus ojos acompañaron sus oidos, y tambien sus poros. Y su dolor. Por qué será que cuando ves, sientes. Ojos que no ven, corazón que no siente, dicen por ahí. Aquellos que tienen miedo a ver , o a sentir, o quizás a las dos cosas. Pero ahora no hablábamos del corazón. Sino de huesos, de músculos, o quizás de algo más. Sus dedos, sus piernas, sus manos, su culo, su espalda, su garganta, sus ojos, su cara. Todo dolía. Todo.Y el frío y el calor seguian alternando en su cuerpo, a su antojo, ajenos a los afilados rayos de sol que entraban por la ventana. Se incorporó precavida, no lo suficiente para que su cabeza diera unas cuantas vueltas. Su boca seca. Intentó encontrar saliva allí donde no la había, y al tragar, aaaaarrrrghhhh……. sintió mil puñales en su garganta, uno al lado de otro. Y una chispa de dolor cayó por su mejilla. Deslizó su lengua por los labios, y los sintió excesivamente calientes, nada acorde con el frió que sentía en ese momento. Harta de tanto sentir, cerró los ojos, pero siguió sintiendo, porque como con el corazón, una vez los has abierto, ya no hay vuelta atrás. Pero seguimos no hablando de él. Se levantó, se puso su bata, se arrastró hacia el baño y se miró en el espejo para poder ver todo lo que sentía. Y no había duda, estaba enferma. Sus ojos tenían aquel brillo tan especial, tan único, que sólo la fiebre consigue fabricar. Ni el brillo en los ojos del enamorado, ni en el que siente admiración, ni el provocado por una sincera sonrisa es tan bello como el que crea una subida de temperatura. Ella siempre lo había creído. Que no hay ojos más bonitos que los de febril, esa misteriosa mezcla de intensa luz triste, conmovedora. Y allí estaba ella, con su bata puesta distraidamente al revés, bata que tanto criticaban sus amantes, por su poca sensualidad, decían, y a la que tanto quería ella en los momentos de su soledad; con los ojos llenos de luz triste, sientiendo dolor y arrepentimiento por la pasada noche, en la que había salido a cenar con una bonita camiseta de tirantes que se había comprado esa misma tarde. A sus cuarenta, y seguía eligiendo las prendas de vestir en función de su estado, y no del tiempo o la idoneidad. Nunca tuvo que decir “ande yo caliente, y ríase la gente”, y cuántas muchas dijo “para presumir, hay que sufrir”. La pasada noche estaba bonita, y hasta su piel de gallina se le reconoció, pero pasadas las 12 ésta no le dio más tregua, y enfermó.